Charadas de una madre primeriza

Charadas de una madre primeriza
La primera foto de mi niño, la primera.... de muchassssss

martes, 16 de marzo de 2010

Trabajar hasta el parto… o no.

A mi cada vez que me preguntaban hasta cuando pensaba trabajar, muy despreocupada de todo, contestaba muy segura de mi misma, que hasta el final, como si tenía que romper aguas en la oficina.

Cuando llegó semana santa, el miércoles de esa semana para ser mas exactos, estaba comprando en Alcampo (a todas estas yo tan solo tenía unas 29 semanas) me comenzaron a dar unos pequeños dolores, como contracciones, pero no dije nada a nadie, y me fui de viaje en barco, a ver a la familia de la isla de enfrente… y pasé unos problemonessss… me dieron dolores todos los días que estuvimos allí,  yo creía que eran normales, así que no dije nada. Pero el domingo que nos volvíamos a casa el niño estaba muy muy intranquilo, no paraba de moverse, incluso cuando estábamos en el coche, que normalmente se relajaba mucho, y en el barco fue lo peor de todo, encima nos tocó ir delante del todo y con la mar mala. Mi marido se empezó a preocupar un poco y me dijo que fuera al médico. Pero yo tenía la cita el martes, y no recuerdo como, mi “tía” se enteró y el Lunes me llamó al trabajo y me dijo que cuando saliera  llamara al médico. 

Muy obediente, lo hice así (cualquiera no... ya me gustaría que la hubieran escuchado) pero como el doctor no me devolvía la llamada, entre ella y otra amiga me obligaron a bajar y no esperar hasta el día siguiente, que era cuando tenía la cita. Así que por “obligación” el 14 de abril con 29 semanas me dieron la baja por riesgo de parto prematuro. Al parecer estaba demasiado estresada y el niño ya se había colocado en posición para nacer, pero no tenía sino a penas 1 kilo de peso. Ahí fue cuando por fin, conciente del riesgo, me tomé las cosas con más calma. Y esos planes de trabajar hasta el final, se esfumaron…

La primera semana de baja noté lo verdaderamente estresada que estaba, pues no era capaz de bajar el ritmo y desde que me levantaba de la cama estaba acelerada como un formula 1 y me ponía hacer de todo, recoger, limpiar, cocinar… hasta que fueron pasando los días y me fui relajando, me levantaba mas tarde, hacia las cosas con mas calma y comía mucho mejor, tanto así que el trasto este gano 1 quilo y medio en a penas un mes. Pero eso que parecía una buena noticia, se convirtió en una pequeña tortura china para mí, pues como el niño pesaba más, y estaba más grande, ya no podía dormir de noche en mi cama, porque me subían buches de acido y me ahogaba, así que dormía en el salón de casa, semisentada en el sofá.

Yo recomiendo a todas las que vais a ser mamás en breve… que os toméis las cosas con calma, pues al final quien paga las consecuencias son vuestros bebés… yo por mi parte, algo asustadilla lo comprendí a tiempo, pero y si no… ¿qué le hubiera pasado a mi Aitorsito?

No hay comentarios:

Publicar un comentario